La nanotecnología en la alimentación, va a permitir que disfrutemos de
alimentos más saludables, más resistentes y de mayor durabilidad. Sin
embargo, todo lo que es nuevo es observado con cierto escepticismo y
existen razones para ello, durante estos últimos meses la Comisión
Europea ha estado estudiando junto a los científicos la posibilidad de
regular todas aquellas aplicaciones nanotecnológicas relacionadas con la
alimentación.
Los fabricantes han comprendido que la incertidumbre que hay en torno
a estas tecnologías puede asustar a los consumidores. No comunican con
claridad acerca de su uso. De acuerdo con las informaciones recibidos de
la ONG “Amigos de la Tierra”, toda la cadena alimentaria está
actualmente contaminada. En un informe titulado “Del laboratorio a
nuestra mesa: nanotecnología en la alimentación y la agricultura”, lista
106 productos alimenticios, como jugos de frutas enriquecidos, o
suplementos vitamínicos, o un nano-té.
Distintas organizaciones que velan por los intereses de los
consumidores quieren que este campo se regule y se aumente la prudencia
con respecto a los materiales nanotecnológicos, se plantea la necesidad
de conocer cómo pueden afectar estas nuevas aplicaciones a nuestro
organismo y al medio ambiente
El muy difícil controlar el comportamiento de las nanopartículas. No
cumplen las leyes de la física clásica, sino las de la mecánica
cuántica. Construir partículas, átomo a átomo, manipular la materia a
nivel molecular, es penetrar en un mundo de total incertidumbre. Las
propiedades de las partículas, como su toxicidad o su persistencia
biológica, varían mucho con el tamaño. Los conocimientos actuales sobre
los efectos tóxicos de las nanopartículas son muy limitados.
En cuanto a su producción y comercialización, los fabricantes se atienen a la directiva europea REACH. Algo insuficiente. Sólo son enviados los productos químicos que se producen en cantidad superiores a una tonelada al año. Dado el tamaño de las nanopartículas, semejante peso no se produce siempre. Tampoco existe un requisito de etiquetado, y sólo ahora el Parlamento Europea empieza a abordar esta cuestión.
En cuanto a su producción y comercialización, los fabricantes se atienen a la directiva europea REACH. Algo insuficiente. Sólo son enviados los productos químicos que se producen en cantidad superiores a una tonelada al año. Dado el tamaño de las nanopartículas, semejante peso no se produce siempre. Tampoco existe un requisito de etiquetado, y sólo ahora el Parlamento Europea empieza a abordar esta cuestión.

La ética y la prudencia serán aspectos dominantes en el código,
siempre se deberá velar por el medio ambiente y por la salud humana. Por
el momento, es el único planteamiento viable dado que no se puede
regular algo que todavía no ha generado ningún problema o riesgo,
regular algo desconocido sería como vetar la investigación y por tanto,
las mejoras que se pueden lograr.
La nanotecnología aplicada a la alimentación proporcionará enormes
beneficios a la industria y al consumidor, por fortuna la mayoría de las
investigaciones en este campo dentro del sector alimentario están
orientadas a mejorar la salud de los alimentos, pero no olvidemos que
los transgénicos también se desarrollaron inicialmente para mejorar la
calidad de los productos y la alimentación humana, algo que en algunos
casos ha sido un fiasco.
Por el momento, las empresas alimentarias no dan a conocer sus
investigaciones o invitan a otros investigadores a contrastar
resultados, los trabajos y estudios se desarrollan en secreto y existen
desconocimiento sobre el riesgo real que pueden provocar los
nanomateriales. Como sabemos, la nanotecnología alimentaria manipula
todo tipo de sustancias con tamaños inferiores a una micra y con las que
se pretende potenciar cualidades organolépticas, saludables, etc. Ya
hace algunos años que se habla de los alimentos nanotecnológicos o
nanoalimentos, éstos se han ido introduciendo en el mercado y las
etiquetas de los productos alimentarios no especifican su presencia,
información que los consumidores deberíamos conocer.
Para que los nanoalimentos puedan ser valorados y aceptados, es
imperiosa una política de transparencia total en la que se impliquen
todas las agencias de seguridad alimentaria, sería necesario crear un
registro público online en el que se dieran a conocer todos los
alimentos que se han desarrollado utilizando la nanotecnología. Además
debería aplicarse la legislación correspondiente que exigiera la
inclusión en las etiquetas de los productos, de la información sobre los
nanomateriales empleados. Por otro lado las empresas deben poner a
disposición de las comisiones pertinentes la información detallada sobre
cómo funcionan este tipo de materiales y cómo interactúan con el
organismo.

El olor y el sabor de los alimentos ecológicos son mucho más
significativos y valorables que los que pueden ofrecer los alimentos
obtenidos a través de la producción industrial, esto es algo que los
consumidores de productos ecológicos saben. Estas cualidades han sido
constatadas por la Unión Española de Catadores en el marco de un estudio
presentado por FEPECO (Federación Española de Empresas con Productos
Ecológicos) y el MARM (Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y
Marino), en el que se pretendía realizar la primera valoración
organoléptica y sensorial de alimentos ecológicos en España.
Como saber donde venden esta ropa
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